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Al cabo de un año

 Día 365 Ya no duermo. Poco o nada fue lo que logré conciliar el sueño anoche. Me levanto de la cama y me quedó mirando fijamente mis pantuflas; se hacen grandes sobre mis huesudos pies. Arrastrándome me dirijo a la ducha, de forma queda mientras mi cabeza sigue murmurándome sobre el abandono, los divorcios, la muerte de mis familiares y los muchos desengaños que he tenido cuando he creído encontrar el amor. En el espejo del baño veo con horror mis ojeras marcadas. He bajado 20 kilos desde que soy consciente de cómo mi estado ha ido en franco deterioro. El fantasma de mi pasado aún me atormenta. La regadera expulsa el agua que me moja; yo sin inmutarme, veo un punto fijo sobre la pared mohosa; hace tiempo que no limpio el baño. Restriego mi cabeza fuertemente con el champú mientras una sed de venganza me consume repentinamente. Deseo secretamente que él desaparezca de la faz de la tierra, para no recordarlo nunca más. Ya lo he hecho desaparecer de alguna forma, llevando a cabo mi...

PrimmeRose: un pueblo lejano

 


En el pequeño pueblo de PrimmeRose vivía mucha gente. Era un lugar encantador con un clima perfecto. Seco y cálido de día, húmedo y muy fresco de noche. Las nubes solían adornar el azul cielo en las mañanas, mientras que las estrellas mostraban sus constelaciones vibrantes en las noches. 

En PrimmeRose rara vez llovía, pero cuando sucedía, se inundaba y el cielo se cubría con un manto gris profundo. Solía pasar también, que al terminar de caer la lluvia, el viento soplaba muy fuerte y mecía las hojas de los árboles evergreen, que sólo florecían allí y eran únicos en su especie. 

Aunque vivía mucha gente, PrimmeRose era un lugar bastante pequeño, por lo que casi todo el mundo se conocía. 

Allí vivían, entre otros, dos mujeres: Caroline Estrict y Divertida Monroe, entre quienes había una relación necesaria, por su parentesco lejano. Eran primas, y habían crecido juntas en el mismo barrio, y sus familias se conocían de toda una vida. 

Caroline era una mujer muy conservadora, o eso parecía. Siempre vestía de acuerdo a las convenciones que estipulaba la iglesia a la cual pertenecía. No dejaba de venerar a sus santos, mantenía una alimentación saludable, era ordenada, casi exageradamente, por lo que era muy fácil comprender su obsesión, que era un rasgo familiar, y su necesidad de tener todo bajo control. 

Ante PrimmeRose, la srta. Estrict era una callada y sumisa mujer que sólo se expresaba cuando consideraba correcto dar su opinión. O eso hacía creer a quienes no la conocían lo suficiente, ya que a Caroline le encantaba esparcir rumores y contar chismes. Pero Caroline guardaba un secreto. Llevaba una doble vida nocturna en busca de amantes desconocidos. Utilizando una peluca, se transformaba por completo, y se escapaba al pueblo más cercano en busca de aventuras fugaces de una noche. Cuando se sentía atraída por alguien, se iba por un tiempo al lugar donde lo había conocido, y establecía cierta relación con él, hasta hacerle creer que tenía un interés genuino en establecer una relación. Luego, lo seducía, hasta lograr su cometido, para después desaparecer, volviendo a PrimmeRose y retomando su vida habitual. Si por casualidad se topaba con alguno de esos hombres, no había posibilidad de que la reconocieran, ya que se disfrazaba muy bien para no ser descubierta. 

Carolina Estrict no era realmente hermosa físicamente. Mas bien tenía el encanto atrayente de la sensualidad escondida y peligrosa de la cual estaba dotada su personalidad. 

Divertida era muy diferente a Caroline. Ella daba honor a su nombre. Hacía chistes de una manera inteligente y coqueteaba abiertamente con aquellos que le gustaban. Se sabía que podían gustarle varios, ya que no ocultaba el gusto que le producía conocer gente, y coquetear de manera tímida y picaresca al mismo tiempo. Ella era capaz de mantener una conversación tranquila y de darse el tiempo de conocer a los demás. La Monroe, como le decían, era un tanto rebelde. Fumaba, bebía, escuchaba música a todo volumen y amaba cuidar de su belleza. Porque Divertida Monroe era bella a rabiar. Posiblemente ese aire de ser libre sin prejuicios era lo que la hacía más hermosa, de hecho, le había roto el corazón a varios en PrimmeRose. Buscaba la figura de su padre fallecido, quien junto a su madre se habían marchado a otra vida, cuando aún era adolescente. Por ello, Divertida no seguía ninguna religión, había perdido su fe en Dios hace muchísimo tiempo. Y sin embargo, creía en algo, nunca había dejado morir la esperanza de encontrar la felicidad. 

Aunque todos en el pueblo la conocían, en el silencio de su hogar, Divertida se metía a escribir en su diario, regaba sus plantas de evergreen, y apreciaba el silencio y la música tranquila. Aunque gustaba de hablar con las personas, era reservada, y en ocasiones escuchaba los chismes que Caroline le contaba. Aunque no solía decírselo, la ponía siempre en duda. 

Como todo el mundo se conocía en PrimmeRose, cuando alguien nuevo llegaba, la voz se corría y se generaban las primeras expectativas: quién era? ¿de dónde venía? qué hacía allí y por qué no eligió otro lugar? y sobre todo ¿cuáles eran sus intenciones en PrimmeRose? Porque para sus habitantes, todo el que llegaba a PrimmeRose debía tener una intención, nadie llegaba allí por casualidad. 

Por ese mismo motivo, la policía siempre estaba atenta a la llegada de nuevos habitantes al pueblo, y con cada llegada se abría un nuevo proceso de investigación. 

Emeril Excellence era el jefe de policía. Un tipo conservador, y con una vida bastante normal, como la de cualquier policía, pero que conocía muy bien a todos los habitantes de PrimmeRose, gracias a sus dos oficiales y mano derecha: Jonas y Bruno, quienes habían salido muy jóvenes de PrimmeRose para entrenarse en inteligencia y espionaje en la antigua y admirada ciudad de Underground.

Sólo había alguien en PrimmeRose a quien conocían muy poco, y que había sido objeto de su interés en los últimos años; un tal Thomas Soulone. Un extranjero de quien poco se sabía, y que por lo mismo, todos hablaban de él. 


Continuará...

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