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¿Pensamos la violencia? Digresiones en torno a la violencia desde diversas posturas filosóficas
Resumen
El presente artículo cuestiona ¿Cómo pensamos la
violencia a partir de los problemas a los que nos enfrentamos? Considerando la
coyuntura actual en Panamá, sobre los datos recogidos por el Ministerio Público
a noviembre del presente año (2.022) intenta explorar las formas en que reflexionamos
las diferencias entre violencia doméstica, violencia de género, violencia
infantil, y cómo el problema ético de la omisión en el discurso invisibiliza
una problemática social y humana a la que estamos expuestos de forma permanente.
Palabras clave:
violencia, filosofía, feminismo, ser humano, discurso, Panamá, ética.
Abstract
This article asks: How do we think about violence from
the problems we face? Considering the current situation in Panama, on the data
collected by the Public Ministry as of November of this year (2.022) It tries
to explore the ways in which we reflect on the differences between domestic
violence, gender violence, child violence, and how the ethical problem of
omission in discourse makes invisible a social and human problem to which we
are permanently exposed.
Keywords:
violence, philosophie, feminism, human being, speech, Panamá, ethic.
Introducción
Es preciso comenzar con la definición de violencia y
de género, respectivamente, para cimentar el terreno a las futuras digresiones
sobre estos aspectos, y su relación con el feminismo y la ética.
En el diccionario de etimologías chileno se indica que
Violencia proviene “del latín violentia, cualidad de violentus. Deriva
de vis que significa fuerza y olentus, abundancia. Es decir “el
que actúa con mucha fuerza”. Verbalizándose en violare, actuar violento,
agredir.”
Por otro lado, la autora Nuria Varela apunta que la
violencia “Ejercida contra las mujeres, por el hecho de serlo, es una violencia
instrumental, que tiene por objetivo su control…No es una violencia pasional,
ni sentimental, ni genética, ni natural.”
Esta precisión conceptual se hace necesaria cuando nos
enfrentamos a los términos empleados por los organismos gubernamentales para
definir los tipos de violencia a considerar, cuando se realiza el conteo de las
muertes por causas de femicidios, violencia doméstica, violencia contra la
mujer, entre otros.
Por ejemplo, en cuanto la clasificación que se realiza
para contabilizar la cantidad de delitos contra la mujer se menciona:
femicidios, tentativas de femicidio y muerte violenta, más no se efectúa una
aclaración a qué corresponden esas muertes violentas allí numeradas. Otro
ejemplo es en cuanto a la violencia doméstica, la cual se refiere no sólo al maltrato
de la mujer dentro del hogar, sino a los integrantes de dicho hogar, además de
contabilizarse otro tipo de delitos como maltrato al menor y delitos contra la
identidad y tráfico de menores de edad.
Lo anterior nos plantea la misma necesidad de aclarar
a lo que se refiere el término género, qué nos sugiere el mismo, y de qué
manera es relevante para el movimiento feminista en cuanto tal.
Muy posiblemente seguirá siendo esto una cuestión de
debate, sin embargo, y sin intención de que lo que sigue a continuación sea
considerado como una tabula rasa, la precisión viene a ser fundamental al tener
en cuenta los datos expuestos, antes mencionados.
Diferencias sobre los tipos de violencia: violencia
doméstica, violencia de género
Para precisar las diferencias sobre los tipos de
violencia veamos el siguiente cuadro, realizado a partir de los datos extraídos
del texto Feminismo para principiantes
Violencia doméstica vs. Violencia de género |
|
Se desarrolla en el seno de las familias
y puede ser ejercida por cualquiera de sus miembros y las víctimas pueden ser
hombres, menores, ancianos, cualquier miembro de la familia sin distinción de
sexo ni edad. |
Máxima
expresión del poder que los varones tienen o pretenden mantener sobre las
mujeres. |
Invisibiliza que las mujeres son quienes
sufren la violencia, sitúa al agresor y a la víctima en el mismo nivel, por
lo que niega la existencia del patriarcado e induce a confusión respecto a
las cifras. |
Quedó
definido por Naciones Unidas en el marco de su Convención para la eliminación
de todas las formas de discriminación contra las mujeres. |
Es la manera que tiene el patriarcado de
ratificar su poder. |
Tiene
sus raíces en la discriminación histórica y la ausencia de derechos muchas
partes del mundo sustentada sobre una construcción cultural (el género). |
Agresiones contra las mujeres como
fórmula para controlarlas y mantenerlas en la obediencia y su rol
tradicional. |
Expresión
utilizada en organismos internacionales, con la que se reivindican la
autoridad del pensamiento feminista donde el desarrollo de la teoría del
género y el estudio sobre la violencia contra las mujeres forma parte de su
tradición intelectual. |
|
Está
reconocida por la ONU como el crimen encubierto más frecuente del mundo. |
Cuadro a partir de datos en el texto
Luego de observar esta comparativa, son evidentes las
diferencias entre violencia doméstica y violencia de género, permitiendo, por
un lado, establecer parámetros específicos como es el caso de la violencia en
la mujer dentro del hogar, en las niñas, y en las mujeres de edad avanzada,
según el interés de tipificar el aumento o disminución de las cifras en cuanto
a desarrollo en la sociedad. Por otro lado, la violencia de género, viene a ser
entonces un término más abarcador en cuanto a que integra, por ejemplo, las
relaciones de noviazgo o incluso, relaciones de carácter laboral, u otros.
Generalmente, estas consideraciones específicas se
obvian dentro del discurso, y hasta se prestan para diversas interpretaciones
que restan claridad a los objetivos que persigue, en este caso particular el
movimiento feminista, entre cuyos fines se encuentra el de dar visibilidad a
los delitos y tipos de delitos correspondientes cometidos contra la integridad
de las mujeres puntualmente, perpetuando así el problema social que representa
la violación a la integridad física, psíquica y moral de las féminas como
individuos pertenecientes a esta sociedad, y por lo tanto, convirtiéndose en un
problema de carácter ético que debería ser considerado y pensado por el
conjunto en su totalidad.
El problema ético de la omisión en el discurso
Pero continuaré sobre la pregunta inicial ¿Cómo
pensamos la violencia a partir de los problemas a los que nos enfrentamos?, y
con esto me refiero a que, con más frecuencia de la que creemos pensamos en
otras cosas contrarias a la violencia, y hasta incluso solemos validar
discursos en donde la violencia aparece de manera explícita. Las reflexiones
que expongo a continuación se relacionan con diferentes perspectivas
filosóficas, las cuales fueron planteadas tomando en consideración la violencia
como problema filosófico, además de ser base para repensar o replantearse el
mismo desde el escenario presente, y vislumbrar un posible horizonte para una
mejor postura frente al mismo.
Dominio inserto en las conductas individuales: Pensar en las conductas individuales puede ser un
tanto incómodo o incoherente desde perspectivas particulares, como por ejemplo,
la propuesta de Nozick que hace referencia a un Estado con características de
tipo utópica en donde los individuos pueden elegir entre un universo de grupos
seleccionando con el que más se identifican y cuyos miembros serán afines a
éste, y por lo tanto descartando a aquellos que no se sientan identificados o
que tengan una perspectiva menor a lo que plantea cada uno de esos grupos. Siguiendo este hilo conductor, sería
considerar el aspecto de la segregación como algo relevante para un grupo, es
plantear la segregación como necesaria, lo que expone una sociedad excluyente;
en cuanto al tema de la violencia, validar que sólo a “un grupo de mujeres”
—por mencionar de alguna forma al movimiento feminista— les interesa velar por
sus intereses particulares, sería un gran error en el que aún muchos individuos
infringen lo que es la moral y la ética.
Para ello consideraré citando al Filósofo Roberto Hernández,
en su definición de Ética o Filosofía Moral indicando que:
"es la reflexión
filosófica sobre la moralidad...Emerge cuando el individuo ha pasado la etapa
de la moralidad tradicional y la etapa de la moralidad interiorizada, y
comienza a pensar por sí mismo en términos críticos y generales sobre las
normas y valores que guían sus acciones."
De ésta forma, al examinar lo anteriormente expuesto
en cuanto a las manifestaciones y tomas de decisiones de los individuos dentro
de una sociedad como la planteada por Nozick, que considera que sólo a “un grupo de mujeres”
les interesa el asunto de la defensa de sus derechos y que además otros
aspectos como la metaética no tienen un valor relevante en cuanto a la forma
como se plantean, por ejemplo, cifras que contienen tanto a mujeres, como a
otras personas dentro de un círculo familiar, o en cuanto al tipo de muerte
violenta sin una definición específica, a mi juicio, se aleja bastante del
planteamiento del profesor Hernández, así como a las mismas definiciones de ser
persona que se plantea, por ejemplo Ferrater Mora[1]
en su diccionario de Filosofía, y que son una muestra abismal de la falta de
valores y de la moralidad interiorizada que poseemos como individuos en
nuestros tiempos, así como la falta rigor en los términos críticos en
escenarios que son de interés común y necesario.
Terror como herramienta de control y sistema opresor: los planteamientos que sugieren el terror como
herramienta de control son explicados en la Filosofía Contemporánea por el
autor Maurice Merleau-Ponty contempla ampliamente algunos aspectos que
relaciona con el Humanismo y el Terror, para lo cual citaré los siguientes
extractos:
“significa que en
períodos de tensión revolucionaria o de peligro exterior, no hay frontera
precisa entre divergencias políticas y traición objetiva, que el humanismo está
en suspenso y el gobierno es Terror”
“Lo que en realidad es
grave y amenaza la civilización, no es el matar a un hombre por sus ideas (se
lo ha hecho a menudo en tiempos de guerra), sino hacerlo sin confesárselo y sin
decirlo, poner sobre la justicia revolucionaria la máscara del Código Penal. En
realidad, ocultando la violencia se habitúan a ella, la tornan institucional.”
En primer lugar, el acto de protesta, de alzamiento de
la voz, de manifestación contra las conductas erróneamente validadas por la
sociedad durante períodos extensos de la historia, generan, en nuestro marco de
análisis, que el movimiento feminista sea considerado como parte de esa tensión
revolucionaria que “amenaza” como un peligro exterior, ajeno a la sociedad que
no se involucra en las cuestiones problemáticas
relacionadas a la violencia de género. Entonces, si la
manifestación no es pacífica, si se realiza en un marco contundente, el
gobierno omite la manifestación y con ello se erige la opresión frente a la
necesidad de parar de forma contundente las cifras que se incrementan en cuanto
a las mujeres víctimas de violencia o muerte por violencia de cualquier índole.
Si se omite la información suministrada, si se coloca en un espacio nublado en
el que no es posible distinguir en cuanto a las pequeñas diferencias y su
importancia de que todas sean destacadas, en cuánto al ámbito de la violencia
contra la mujer se refiere, entonces, es el Estado quien está revistiéndose con
esa máscara de la legalidad institucional aquello que debería de ser
cuestionado por el Código Penal y desde la perspectiva ética moral de la
sociedad.
Con esto, en ningún caso valido la violencia de la
protesta, pero si intento visibilizar el grave problema que nos acaece en
cuanto a la banalización de problemas que son fundamentales, no sólo para las
mujeres, no sólo para nuestra sociedad panameña, sino para los seres humanos en
donde quiera que habiten.
Otras formas de terror también han sido instauradas
dentro de dinámicas comunicativas, que parecen superfluas y banales, y que
parecen haberse estandarizado de manera natural insertándose en el inconsciente
colectivo y controlando a la masa amorfa de manera desmedida. Prueba de ello,
es la violencia en el lenguaje digital, que a través del uso de memes de
diferente procedencia —ejemplo, memes de perros haciendo alusión a mujeres, uso
desenfrenado del lenguaje sexual misógino contenido en la música, burla de
personajes masculinos haciendo “mofa” del comportamiento de las mujeres en el
día a día, — lejos de ser algo gracioso, es un problema de lo que reproducimos,
del lenguaje inconsciente ¿o consciente? Con el que nos expresamos a diario, y
que nuevamente nos habla de la gran carencia de valores de la que sufre el ser
humano en nuestros tiempos.
Cuestiones de racismo/etnia y descolonización: el psiquiatra Franz Fanón, hace alusión a la relación
entre colonizador y colonizado indicando:
“El colonizado está siempre alerta, descifrando
difícilmente los múltiples signos del mundo colonial; nunca sabe si ha pasado o
no del límite. Frente al mundo determinado por el colonialista, el colonizado
siempre se presume culpable. La culpabilidad del colonizado no es una
culpabilidad asumida, es más bien una especie de maldición, una espada de
Damocles.
Pero, en lo más profundo de sí mismo, el colonizado no
reconoce ninguna instancia. Está dominado, pero no domesticado. Está
inferiorizado, pero no convencido de su inferioridad. Espera pacientemente que
el colono descuide su vigilancia para echársele encima. En sus músculos, el
colonizado siempre está en actitud expectativa. No puede decirse que esté
inquieto, que esté aterrorizado En realidad, siempre está presto a abandonar su
papel de presa y asumir el de cazador. El colonizado es un perseguido que sueña
permanentemente con transformarse en perseguidor. Los símbolos sociales —gendarmes,
clarines que suenan en los cuarteles, desfiles militares y la bandera allá
arriba— sirven a la vez de inhibidores y de excitantes. No significan: "No
te muevas", sino "Prepara bien el golpe". Y de hecho, si el
colonizado tuviera tendencia a dormirse, a olvidar, la altivez del colono y su
preocupación por experimentar la solidez del sistema colonial, le recordarían
constantemente que la gran confrontación no podrá ser indefinidamente demorada.
Ese impulso de tomar el lugar del colono mantiene constantemente su tensión
muscular. Sabemos, en efecto, que en condiciones emocionales dadas, la
presencia del obstáculo acentúa la tendencia al movimiento."
Se refería con ello a cómo se siente el colonizado y
como, en el proceso el individuo no se hace consciente en su totalidad de su
propio proceder. Fanón indica que el colonizado tiene la necesidad de
colonizar, y éstas mismas dinámicas son puestas en práctica dentro de su mismo
grupo social. Hay pues una necesidad de dominación interna hacia individuos que
intentan colonizarle, lo que le impide seguir adelante en su proceso de
Decolonización. Tengo la impresión de que hay un rasgo hegeliano de la
dialéctica del amo y el esclavo en esta propuesta fanoniana. Pero volviendo al
hilo del discurso, éstas dinámicas también se instauran dentro de los grupos de
mujeres, o dentro de la sociedad femenina en general, y se expresa de diversas
formas, como por ejemplo la validación de conductas misóginas o patriarcales en
ambientes familiares, el juzgamiento a la mujer cuando elige no ser sumisa,
rechazo a quien se muestra crítica, contestataria o con ánimo de hacer valer
sus derechos, críticas ante cuestiones
relacionadas con los estereotipos de belleza, consideración de la procedencia
étnica de las individuas, diferenciación o juzgamiento de las elecciones
sexuales, así como también la profunda desvalorización del ser humano como ser
moral en donde los rasgos de competencia, envidias y actitudes invalidantes
parecen resaltar en contraste con los deseos que se tienen para sí mismas.
Reflexiones Finales
A la pregunta inicial que se plantea como título de
este artículo que indica ¿Pensamos la violencia?, la respuesta sigue apuntando
a que, en efecto, no es un problema en el cual nos detengamos a cuestionar de
forma seria y continua, por lo que es posible reafirmar la calidad del mismo
como problema filosófico, y más aún como problema de índole social que nos
acaece y del cual aún no alcanzamos a tener siquiera una consciencia
generalizada. Irónico considerar en nuestros tiempos, en donde el discurso en
los medios, utilizado incluso dentro de instituciones privadas y públicas, en
el grueso de la masa independientemente de la clase a la que pertenezca, que
aún la mujer no es considerada un sujeto total y completamente “digno” para
conducirse en todos los aspectos de la vida como cualquier otro ser humano, y
que las clasificaciones relacionadas con lo que se refiere al trato violento en
sí son altamente perjudiciales, en la medida que se prolongan estos discursos y
se siguen alimentando prácticas de carácter fundamentalista independiente del
orden del cual procedan los mismos.
Es posible considerar que algunos de los caminos que
nos llevarían a pensar más en nuestros actos particulares como violentos, para
contrarrestarlos y disminuirlos es la difusión y la valorización de la mujer en
sí misma. Si bien es cierto que se habla de la mujer empoderada en nuestros
tiempos, esto no sólo hace referencias a las banalidades con los que se le
asocia —y de las cuales ya me referí en puntos anteriores dentro de este mismo escrito—
sino a la necesidad de forjar nuestros valores éticos y morales como individuos
en nuestra sociedad, de manera transversal, en la familia, la escuela, el
trabajo y todos los lugares en donde la mujer puede desarrollarse.
Otra manera de abordar la problematización de la
violencia es profundizando en el conocimiento de las diversas Formas de
expresión feminista y la necesidad de la visibilidad de las mismas. Comprender
que hay un sinfín de expresiones nuevas en donde la mujer ha encontrado
espacio, desde la trinchera del movimiento, y que apuntan a las diversas
problemáticas que nos aquejan a todos, algunos a saber: feminismo ecológico, feminismo
cyborg, feminismo institucional, feminismo artístico, entre otros.
Así también, la necesidad de hacer visibles y
presentes estos grupos con la intención de hacer llegar a los entes
gubernamentales las carencias a las que las mujeres nos enfrentamos, minimizar
en lo posible el problema de la violencia desde lo político, estableciendo
leyes que vayan en consonancia con el respeto del cual somos merecedoras, así
como también el uso del discurso en un marco de respeto y dignidad, abrir más
espacios para ser oídas y dar cabida real y tangible a las soluciones que se
nos ofrecen.
[1]
Véase definición de PERSONA en FERRATER MORA, JOSÉ, Diccionario de Filosofía.
Cuarta edición. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1958
[2] El
presente ensayo fue escrito basado en la participación de la autora en la
conferencia virtual realizada por el Grupo de Estudios Africanos y
Afrodescendientes y el Observatorio de Género de la Universidad de Panamá, en
conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer del año 2.022. Puede mirar el vídeo completo de la conferencia, haciendo clic AQUI
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Bibliografía
Amorós, C. (s.f.). Feminismo y Filosofía. Madrid,
España. : Editorial Síntesis.
Fanon, F. (1983). Los
condenados de la tierra. México: Fondo de Cultura Económica.
Hernández, R. (2002). Ensayos
sobre el Pensamiento Filosófico Contemporáneo . Panamá.
Merleau-Ponty, M.
(s.f.). Humanismo y Terror. Buenos Aires, Argentina: Editorial La
Pleyade.
Nozick, R. (1974). Anarquía,
Estado y Utopía. Nueva York, USA: Basic Books, Inc.
Varela, N. (2008). Feminismo
para Principiantes. Barcelona, España.: Ediciones B, S.A. .
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